El descubrimiento
Yo lo descubrí hace poco, un sendero entre el santuario de la Victoria y el seminario de Málaga. Caminaba por el asfalto y las aceras, esquivando a la gente que viene y va, con pequeñas pausas en pasos de peatones hasta que un coche me permitía pasar. Entonces, mi curiosidad me llevó a seguir un sendero que surgía a un lado de la carretera y desaparecí de la ciudad. Caminé entre pinos y eucaliptos y algún algarrobo viejo. Y también acompañado del silencio apenas interrumpido por el trino de algún pájaro y, sí, seré sincero, también el motor de un vehículo lejano.
Los árboles tallados
En mitad de mi paseo llamó mi atención un tronco tallado, me detuve a observar las formas grabadas en la madera, que creaban un templo con sus ventanas y escaleras. Seguí mi camino, alerta y pausado, descubriendo otros troncos y nuevas tallas; cruces, soles, estrellas... Grabados en pinos y eucaliptos. Un pequeño bosque úrbano cargado de personalidad. Seguí el sendero hasta encontrar un letrero en el que encontraba el nombre de aquel lugar, el Paraíso.
Seguí adelante y volví a la ciudad, al asfalto y los templos urbanos. atrás quedó la paz que sentí, el silencio y la magia de los árboles tallados, pero contento de haber encontrado un espacio inesperado, un lugar al que volver, un sitio donde escapar, sin tener que imaginarlo, ni dibujar su entrada con un trozo de tiza.
Cómo llegar al Paraíso
Aunque yo lo descubrí haciendo el camino inverso, el sendero tiene su inicio al final de calle Amargura. Esta calle comienza junto al jardín que se encuentra a la derecha del Santuario de la Victoria y siguiéndola hasta el final encontrarás el comienzo del sendero y de un agradable paseo.Algunos troncos tallados te esperan antes de adentrarte en el bosque, como una señal que te marca el camino.
Comentarte que este es un lugar vivo, dinámico, en constante cambio, con nuevas tallas y el envejecimiento propio de las antiguas. Por cambiar, ha cambiado hasta el nombre. Cuando lo descubrimos se llamaba el monte mágico. En fin, la paz que siente paseando por él permanece inalterable. No pierdas la oportunidad de disfrutarlo.