España Naturales Camino Norte de Santiago: Irún-San Sebastián

Camino Norte de Santiago: Irún-San Sebastián

Camino del Norte

Irún-San Sebastian 24 kms. Dificultad media

El viento y las colinas

Camino del Norte

El viento susurra sobre el río Bidasoa, y más allá, las colinas del Monte Jaizkibel te llaman. No es una simple subida, es el inicio de un viaje donde los pies, con cada paso, trazan una línea entre lo cotidiano y lo extraordinario. El Camino del Norte comienza aquí, en la frontera entre España y Francia, pero no es la historia del hombre ni de las naciones lo que resuena. Es la historia del terreno, de las rocas que se alzan y caen, de los ríos que fluyen, teñidos de verdes y grises. La subida al Monte Jaizkibel te reta a desafiar tu cuerpo, pero no te pide rapidez, solo que observes.

El encuentro con la naturaleza

Los colores te envuelven. El verde musgo cubre los troncos de los árboles, y el aire, cargado de la humedad del Cantábrico, te empuja suavemente hacia adelante. A medida que te elevas, el horizonte se ensancha. Al fondo, el mar se funde con el cielo. No son lugares a los que uno pertenezca, pero por momentos, los colores, los olores y el sonido de tus pasos sobre la tierra húmeda te hacen parte de ese todo.

Camino del Norte

Pasajes de San Juan y el cruce del río

Bajando por el Monte Jaizkibel, el camino se convierte en un encuentro. Te toparás con Pasajes de San Juan, un pequeño pueblo pesquero donde el río y el mar se encuentran. Las casas, testigos de tiempos antiguos, se apilan a lo largo de la ría. Aquí, debes cruzar el río en una barca, pero no es solo un cruce de agua. Es un salto en la línea del tiempo, un cruce que te lleva de lo natural a lo construido por el hombre. Desde Pasajes de San Juan a Pasajes de San Pedro, las dos orillas del río parecen dialogar entre sí, y tú, un simple viajero, estás en el centro de esa conversación.

Camino del Norte

Monte Ulía y la llegada a San Sebastián

A continuación, el camino se interna en los verdes espesos del Monte Ulía, donde la naturaleza recobra su dominio. El sendero es sinuoso, oculto bajo la sombra de los árboles. A lo lejos, entre las ramas, ya puedes vislumbrar los primeros destellos de San Sebastián, la joya que aguarda al final del día. El descenso es suave, como si la naturaleza misma quisiera guiarte con delicadeza hasta las orillas de la Bahía de La Concha. Allí, donde el cielo se refleja en el agua, uno puede permitirse detenerse, tomar aire y dejar que los sentidos despierten.

San Sebastián: La recompensa

San Sebastián es la recompensa, una ciudad que combina la sofisticación de su arquitectura con la crudeza de la naturaleza que la rodea. Playa de La Concha, inmortalizada por los que, como tú, la descubrieron al final de un viaje. Las calles del casco antiguo te invitan a perderte, entre los aromas de los pintxos recién preparados y las risas de aquellos que, tras una larga jornada, también encuentran en San Sebastián su refugio. Pero esta no es una ciudad solo para ser vista, sino para ser saboreada. Los colores de sus platos, las texturas de sus calles adoquinadas y la brisa marina que acaricia los rostros; todo te recuerda que el camino es también un viaje sensorial.

Puntos de interés

  • Monte Jaizkibel: El guardián del norte, un lugar donde el viento y las montañas cuentan historias que aún no han sido escritas. Vistas al Cantábrico que se graban en la memoria.
  • Pasajes de San Juan: Un pueblo donde el tiempo parece haberse detenido, donde los colores de las casas juegan con los reflejos del agua.
  • Monte Ulía: Un refugio verde antes de la llegada a la ciudad, un preludio perfecto a la majestuosidad de San Sebastián.
  • Playa de La Concha: El fin de esta etapa, una playa que brilla con luz propia y que te invita a descansar y reflexionar sobre el viaje.

Reflexiones del viajero

A veces, los viajes no se miden en kilómetros, sino en los momentos que nos transforman. Cruzar el río en Pasajes de San Juan no es solo cambiar de orilla, es cambiar de perspectiva. Subir el Monte Jaizkibel no es solo una prueba física, es una invitación a dejar atrás lo conocido, a abrirse a lo que vendrá. Y cuando llegas a San Sebastián, no solo llegas a una ciudad, llegas a ti mismo, renovado, con los ojos abiertos a un mundo que, quizás, siempre estuvo ahí, esperando a ser descubierto.

TIPS

Track de la primera etapa

En este enlace puedes acceder al track de la primera etapa del Camino del Norte, desde Irún hasta San Sebastián. Útil para seguir la ruta y asegurarte de no perderte en el camino.

Alojamientos recomendados

En Irún:

Albergue de peregrinos de Irún (público): Aquí empieza todo. Sus paredes son testigos de cientos de viajeros que, como tú, dieron sus primeros pasos hacia lo desconocido.

Pensión Bowling (privado): Para quienes prefieren un refugio más íntimo, esta pensión ofrece el descanso que necesitas antes de la gran travesía.

En San Sebastián:

Albergue de peregrinos de San Sebastián (público): Un lugar que, desde las alturas, te regala las mejores vistas de la ciudad. Un espacio donde el cansancio se desvanece.

Green Nest Hostel Uba Aterpetxea (privado): Alojamiento moderno y económico, ideal para quienes buscan conocer gente nueva.

Pensión Goiko (privado): Un lugar en el corazón del casco antiguo, perfecto para explorar la ciudad después de un largo día.

Sabores de Irún

Antes de partir, en Irún, no dudes en detenerte en alguna taberna local y probar un bacalao a la vizcaína, un plato tradicional de la zona, donde el bacalao se cocina lentamente en una salsa de pimientos rojos secos, ajo y cebolla. Este plato, cargado de historia y sabor, es ideal para cargar energías antes de la caminata.

Si buscas algo más ligero, puedes optar por unos pintxos, la versión vasca de las tapas, pequeñas delicias que se sirven sobre una rebanada de pan. No olvides acompañarlos con un vaso de txakolí, un vino blanco afrutado y ligeramente espumoso que es el maridaje perfecto para estos bocados.

Sabores de San Sebastián

Cuando llegas a San Sebastián, el paladar ya estará ansioso por descubrir los manjares que esta ciudad tiene reservados para ti. La ciudad es famosa en todo el mundo por su cocina, y aunque cuenta con numerosos restaurantes con estrellas Michelin, el verdadero corazón de la gastronomía donostiarra se encuentra en sus bares de pintxos.

La Parte Vieja de San Sebastián es un laberinto de calles empedradas, donde cada rincón alberga un bar que te invita a detenerte y disfrutar. Aquí, los pintxos no son simplemente comida, son pequeñas obras de arte, una explosión de sabor en cada bocado. Algunos de los pintxos que no puedes dejar de probar son:

  • Gilda: Un clásico de San Sebastián, compuesto de una aceituna, una anchoa y una guindilla, todo ensartado en un palillo. Simple, pero lleno de sabor.
  • Tortilla de bacalao: Jugosa, caliente y recién hecha, es el acompañamiento perfecto para una tarde en los bares.
  • Txangurro: Un pintxo de centollo desmenuzado, a menudo servido en su propio caparazón, con un toque de brandy y un gratinado crujiente. Un auténtico lujo marino.

No puedes irte de San Sebastián sin probar el txuletón, una chuleta de carne de vaca vieja, cocinada al punto exacto y servida con sal en escamas. Este plato es una oda a la simplicidad y a la perfección de los ingredientes.

Recomendaciones de bares de pintxos en San Sebastián

  • Bar La Cuchara de San Telmo: Famoso por su cocina innovadora y sus pintxos creativos. Aquí puedes probar el pulpo a la gallega o el foie a la plancha.
  • Borda Berri: Otro imprescindible, conocido por sus platos tradicionales con un toque moderno. Aquí, el risotto de Idiazabal (un queso ahumado vasco) es una auténtica maravilla.
  • Bar Néstor: Aunque su carta es pequeña, es conocido por servir uno de los mejores tomates y txuletones de la ciudad. Su tortilla de patata es tan demandada que solo la sirven dos veces al día, y la gente hace cola para probarla.

Código ético: Ninguno de los establecimientos mencionados ha pagado por aparecer en este espacio.

Consejo del peregrino culinario

La gastronomía del País Vasco es rica en sabores y variedad, y cada parada es una oportunidad para disfrutarla. Aunque los pintxos son pequeños, es fácil dejarse llevar y probar más de lo que pensabas. Mi consejo es degustar despacio, como se degusta el paisaje del Camino, y dejar que los sabores se mezclen con las experiencias de la ruta.

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