Puerto del Carmen (Lanzarote)
Por mi parte, me he convertido en un merodeador. Defino el término: ¿veis esas personas que caminan, esperan, merodean frente a su puerta de embarque para lanzarse hacia ella los primeros en cuanto la abran?. Tal vez por el miedo a que le manden el equipaje a la bodega y no tener que esperar a que salga por la cinta de equipajes a la llegada, o quizá sea por miedo a que no salga. Seguramente las dos cosas. En fin, el caso es que estoy el primero en mi cola de embarque priority esperando, lo que nunca hice. Siempre hay una primera vez para todo.
Es la primera vez que me subo el primero a un avión. He preguntado si era el que iba a Lanzarote, mi destino, y no es la primera vez que cojo un avión... A lo mejor me estoy reiniciando o quizá me estoy haciendo viejo y pierdo facultades. El copiloto de la nave es el primer oficial Max; suena a personaje de relato, tendré que escribirlo.
El avión toma tierra, con fuerza, impulsando nuestros cuerpos hacia adelante por la frenada intensa. Un niño se asusta tanto que quiere abandonar el avión en cuanto se detiene. Llegamos a Puerto del Carmen y nos convertimos en guiris, comemos rico, nos bañamos en la piscina de nuestro alojamiento y luego damos un paseo hasta encontrar el Atlántico.
Puerto del Carmen es una ciudad construida para el turismo, así que no puedo quejarme de lo que encuentro: un paseo marítimo perfectamente urbanizado y Cala Grande, una playa preciosa con palmeras de las que dan cocos. Aun así huyo de lugares que reproducen el ocio de países lejanos: pubs que retransmiten partidos de rugby o fútbol de ligas anglosajonas. Es así como llego a espacios en los que tengo mi primer contacto con la roca volcánica, seña de identidad de la isla.
Lenguas de lava construyen la cala perfecta, vacía a la hora en la que el sol se pone en el horizonte; concurrida cuando se encuentra en el cénit y tuesta tu piel. Bienvenidos a Cala Chica. A lo lejos los volcanes transmiten su magnetismo y provocan en mí el mismo impulso que los cantos de sirena. Entonces respiro y me doy cuenta de que vale la pena hacer el trayecto.
Siguiendo con el paseo encuentro el puerto viejo y el núcleo urbano que conserva los rasgos de autenticidad que algunos viajeros buscamos y de los que disfruto aunque estén invadidos por la globalización. El mar, la roca volcánica empieza a dejar una huella en mí, imagino, creo expectativas, construyo los próximos días y me voy a la cama soñando despierto.
TIPS
Alojamientos recomendados
Apartamento RED. Puerto del Carmen El apartamento está en un recinto cerrado con piscina, bastante tranquilo, al menos durante nuestra estancia. El día que llegamos nos encontramos con una cesta de regalo con buenos alimentos: vino, mermelada casera, patatas fritas, etc. También nos facilitaron una lista de restaurantes recomendados en distintas zonas de la isla, la cual seguimos y fue todo un éxito. No tiene página web propia pero podéis encontrarlo en las principales plataformas de búsqueda de alojamiento turístico, a las que consideramos que no hace falta que le hagamos publicidad.
Dónde comer
- Taberna de Nino: Está en el interior de unas galerías comerciales junto a otros restaurantes. De entrada no nos pareció el local más bonito, pero la verdad es que se está a gusto y se come de lujo a un precio razonable y una atención agradable. Platos típicos de Lanzarote y otros diferentes, para todos los gustos. Repetimos un par de veces.
- Mardeleva: Está un poco apartado de los sitios más saturados. Tiene una terraza con vistas al puerto y una carta amplia de pescados y arroces. Un poco más caro que la Taberna de Nino pero todo bien rico. Es recomendable reservar.
Código ético: Ninguno de los establecimientos mencionados ha pagado por aparecer en este espacio.