O Fado nasceu um dia, quando o vento mal bulia e o céu o mar prolongava, na amurada dum veleiro, no peito dum marinheiro que, estando triste, cantava, que, estando triste, cantava.
El fado nació un día / cuando el viento apenas soplaba / y el cielo prolongaba el mar / en la amura de un velero / en el pecho de un marinero / que estando triste cantaba
Fado Portugués. Amalia Rodríguez
FADO, LA RUPTURA DEL TIEMPO
Chanela me sostiene firmemente por el brazo mientras atiende su teléfono móvil. Estoy en la puerta de un restaurante de fado del lisboeta barrio de Alfama. Parece querer asegurarse de que no me voy a marchar sin escuchar lo que tiene que decir. Termina su conversación y vuelvo a ser su prioridad. “Ve a A Baiuca – dice con vehemencia – frente a la iglesia, en la esquina, dile a Isabel que vas de parte de Chanela” Lo repite varias veces hasta que yo se lo repito y se convence de que lo he entendido. Seguimos sus indicaciones hasta que lo encontramos. Cruzamos una pequeña puerta metálica y con amabilidad nos acomodan en mesas compartidas, uno no sabe si ser reticente o dejarse llevar por el ambiente del pequeño local. Nos ofrecen una copa de vino de Oporto que acepto de buena gana. Poco después presentan a la primera cantante de fado que actuaría esa noche. Entonces, el tiempo se rompe...
...Presentan a la primera cantante y se ruega silencio. Isabel pasa por las mesas tomando la comanda entre susurros. Los turistas escuchamos a las fadistas, hacemos fotos y nos colamos en los selfies de los demás. También hay portugueses que se animan a corear las canciones. Pero sobre todo hay una mesa que llama mi atención. Poco después descubro que es donde las fadistas esperan su turno de cantar.
Al tercer o cuarto cantante sirven la comida y nos ponemos las botas a base de bacalao (en distintas recetas), pulpo y vino de la casa. No dejo de observar y escuchar, no solo a quien canta, también a los que me rodean y a la mesa de los artistas en particular, que a veces se arrancan a cantar por lo bajo, aprovechando las partes instrumentales de las canciones. Examino sus expresiones contenidas que me explican el sentimiento que recorre sus venas. Sentimiento incrementado exponencialmente cuando les llega el turno, apoyadas en la pared, a viva voz, sin micro, absolutamente desenchufados, al igual que sus músicos.
Una canta apoyada en la pared con la mirada perdida, otro gesticulando en cada verso, transmitiendo los sentimientos que le provoca, expresivamente introvertidos o teatrales, cada uno a su modo. Y dirijo mi mirada tras la barra donde el personal del bar se ha convertido en un espectador más. Adivino parentescos entre ellos y me emociona el amor con el que miran a su artista, y el humor con el que bromean entre canciones.
Pienso que seguramente no estoy viendo a las mejores fadistas de Portugal, ni de Lisboa si nos ponemos finos. Algunas de ellas quizá lo fueran y siguen (seguirán) cantando hasta que la muerte se las lleve. Las fadistas del tiempo se intercalan con otras cantantes cuyas voces se elevan en el bar, poderosas y emotivas. En este pequeño local de Alfama se ha concentrado el fado de todos los tiempos. Las viejas y nuevas fadistas nos cantan de viva voz. No hay trampa ni cartón. Solo alma.
En cuanto al tiempo, te cuento. Miro mi reloj contento con la experiencia vivida y no doy crédito. ¿4 horas? Imposible. Golpeo el cristalito de la esfera de mi reloj para comprobar que funciona correctamente, parece que sí. Mucho tiempo para un concierto, demasiado para una cena. Sin embargo, el tiempo se ha volatilizado, no lo he sentido, no ha pasado por mí. Como parece no haber pasado por los fadistas que se apoyan a cantar en la pared de A Baiuca (quién sabe desde cuándo) eternos e inalterables como el mismo fado, aunque algunos tengan ya la voz un tanto cascada. Y yo camino por Alfama, con las emociones transmitidas por el fado recorriendo mis venas y con la sensación de llevarme mucho tiempo ganado.
CÓMO LLEGAR
A Baiuca se encuentra el barrio lisboeta de Alfama, un barrio en el que podrás escuchar fado en muchos bares. Como has leído nosotros llegamos a él por recomendación de Chanela, un anciano lisboeta. Él nos indicó, frente a la iglesia, en la esquina. ¿La dirección? Rua de São Miguel, 20.
HENRIQUINHA MARIA
Esa noche nos llevamos un CD, el de Henriquinha María, la mejor de esa noche, al menos para nosotros. Lo curioso es que, investigando, hemos descubierto que es holandesa, qué cosas.
Para que podáis ver mejor que ambiente había, os dejamos este video con otra de las fadistas de la noche. El título de este fado es "Segue o teu rumo"